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Aunque la epilepsia es una enfermedad neurológica, no incapacita a quien la padece para poder trabajar. Sin embargo, uno de los principales problemas que se le plantea a una persona con esta enfermedad es enfrentarse al mundo laboral con la carga de la epilepsia en su mochila, lo cual hace que la mayoría decida ocultar su condición en su ámbito laboral.

 

Trabajo y epilepsia: qué opinan los compañeros 

 

Una encuesta realizada en Reino Unido sobre la discriminación laboral a las personas con epilepsia puso cifras sobre estas cuestiones y resultó que a una de cada cuatro personas le preocupa que su compañero de trabajo padeciera epilepsia. Y el 76 por ciento aseguró que no sabría cómo actuar ni que había recibido formación al respecto.

 

Lo cierto es que las personas con epilepsia pueden y deben trabajar. Un trabajo que dependerá de si padece convulsiones con frecuencia, del manejo que lleve de su enfermedad y de la actividad laboral de la que se trate.

 

Por ejemplo, un trabajo que requiera de pasar tiempo delante del volante, puede que no sea una buena idea, ya que existen ciertas restricciones sobre conducción para personas con epilepsia.

 

Atendiendo a estas cuestiones surge la pregunta: ¿debo decir que sufro epilepsia en la entrevista de trabajo? El miedo al rechazo, a no conseguir el trabajo o a no sentirse aceptados provoca que la mayoría de las personas no lo adviertan a la hora de enfrentarse a una entrevista de trabajo o después de haberlo conseguido, tal como explican desde la Asociación Andaluza de Epilepsia (APICE).

 

Epilepsia y trabajo: qué hacer si mi compañero sufre una crisis

 

No obstante, es fundamental que los compañeros de trabajo conozcan qué hacer ante una crisis epiléptica.

 

Dependiendo del tipo de crisis epiléptica se debe actuar de una u otra forma:

 

Crisis generalizada tónico clónica

 

En estos casos, el paciente pierde totalmente la consciencia y se caracterizan por las convulsiones, la rigidez muscular o el anquilosamiento. Cómo actuar:

 

  • Ayudar a la persona a que se tumbe para que no se lastime.
  • Quitarle las prendas de vestir apretadas como cinturones, gafas o corbatas.
  • Colocar una almohada u otra prenda similar para que no se dañe la cabeza.
  • Retirar objetos punzantes o cualquier objeto que pueda dañarlo.
  • No sujetarle con fuerza.
  • No introducir objetos en la boca ni suministrar medicamentos.
  • Tras la crisis dejar al paciente descansado sobre su costado.

 

Crisis parcial compleja

 

Este tipo de crisis epilépticas tiene una duración de uno o dos minutos. La persona no es consciente de lo que está ocurriendo y, normalmente, adopta una expresión facial como si estuviera ausente o soñando despierta. Cómo actuar:

 

  • Retirar objetos que puedan dañar al paciente.
  • No inmovilizar al individuo.
  • Si el paciente camina, pasear junto a él para evitar que se dirija a zonas de peligro.
  • Tras la crisis, el paciente se encontrará desorientado y sin rumbo, acompáñalo hasta que se recupere.

 

Aquí puedes encontrar una guía completa: “Qué hacer ante una crisis epiléptica. Primeros auxilios.”

Epilepsia y trabajo: estudio

 

Por su parte, un estudio publicado en la revista Epilepsia y recogido en la web de la Sociedad Española de Neurología y realizado en Estados Unidos, demuestra que revelar un diagnóstico de epilepsia en una entrevista de trabajo no conlleva necesariamente no ser aceptado.

 

De hecho, el estudio concluía que si los candidatos utilizaban estrategias de comunicación adecuadas mostrando un perfil positivo de superación y una presentación adecuada de la patología, podía tener más posibilidades de ser contratado.

 

No obstante, el estudio es experimental y está realizado sobre supuestos y situaciones simuladas. Del mismo modo, aún existe un elevado estigma social frente a las personas con epilepsia que lleva a que la realidad puede que no sea tan idílica.

 

En este contexto, se hace necesaria la formación de la sociedad para que se comprenda que la epilepsia no es una enfermedad discapacitante, y que, con el tratamiento adecuado, puede estar controlada y permitir que los pacientes lleven una vida normal (en el 70 por ciento de los casos).

 

Campañas educativas como ‘Conocer la Epilepsia nos hace Iguales’, en el ámbito escolar, orientadas a dar a conocer la enfermedad y a formar en la manera adecuada de tratar a estos pacientes son esenciales para cambiar esa situación.