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Actividad física y epilepsia

En la actualidad, para que una persona esté sana y mantenga unos hábitos de vida saludables debe incluir en sus rutinas la práctica de actividad física. 

Sin embargo, en otro tiempo se consideraba que personas que estaban afectadas por determinadas enfermedades, como es el caso de la epilepsia, no debían practicar deporte para evitar riesgos en el caso de que le sobreviniera una crisis epiléptica.

Según los datos recopilados por el neuropediatra Juan José García Peñas, co-director de la Unidad de epilepsia del Hospital San Rafael, en Madrid, solo entre el 40% y el 58% de las personas que conviven a diario con la epilepsia hacen ejercicio de forma regular, existiendo una elevada tasa de vida sedentaria.

Son muchos y diversos los motivos asociados a esta falta de actividad física,  entre otros destacan:

  • Las instrucciones erróneas.
  • Falta de información.
  • El miedo a tener una crisis en público.
  • El estigma ligado a la epilepsia y la medicación.
  • Poca motivación.
  • Poca tolerancia al esfuerzo.
  • Y, en algunos casos, por sobrepeso u obesidad, principalmente en personas adolescentes

 

Actividad física y epilepsia

 

Beneficiosos del deporte en el paciente epiléptico

Lo cierto es que hacer deporte no está reñido con manejar adecuadamente la epilepsia, y hay estudios, como el de la Academia Americana de Neurología, que han demostrado que participar en deportes organizados proporciona beneficios físicos y psicológicos.

En general, contamos con evidencia científica que sugiere que hacer ejercicio físico y practicar deportes de forma activa puede ayudar a controlar las crisis epilépticas.

En los distintos estudios revisados por el doctor García Peñas, se ha evidenciado que la actividad física mejora la escala global de calidad de vida, aminora la tasa de depresión y ansiedad de las personas afectadas, y mejora las funciones ejecutivas en determinados síndromes epilépticos como la epilepsia rolándica infantil.

El ejercicio debería ser considerado como una terapia complementaria para las personas con epilepsia.

Entre los aspectos positivos que proporciona el deporte a estas personas están: 

  • El acondicionamiento físico
  • La protección frente a la aparición de crisis
  • El alivio emocional (mejora su estado de ánimo y su autoestima
  • Mayor adherencia al tratamiento farmacológico
  • Mejoría en el patrón de sueño
  • Prevención de la osteoporosis 
  • Mejora en la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus familias

Otros beneficios tienen que ver con la mejoría de sus destrezas sociales, tanto de los niños como de los adultos, y su ajuste psicosocial.

Efectos del deporte sobre las crisis epilépticas

Una de las mayores preocupaciones que tienen los pacientes afectados por esta condición neurológica tiene que ver con el miedo a sufrir repetidas crisis epilépticas. Y en este aspecto, el deporte también puede ser un gran aliado para mejorar su duración y su frecuencia.

La actividad física habitual reduce las descargas epileptiformes interictales, mejorando el control de la epilepsia y del patrón del encefalograma. 

El efecto positivo del ejercicio también influye sobre otras enfermedades que pueden sufrir las personas con epilepsia, como es el caso de la depresión, la obesidad, la osteoporosis o las enfermedades cardiovasculares. 

Un punto importante a tener en cuenta es que, pese a este beneficio, se debe considerar que algunas crisis, sobre todo las generalizadas idiopáticas -muchas veces con un mecanismo reflejo- y las focales sistemáticas, pueden ser inducidas por el ejercicio físico. 

En este sentido, también se desaconseja la realización de ejercicio extenuante y/o de competición, así como el que se realiza en altura. Por tanto, es esencial que el neurólogo valore cada caso de forma individualizada.

Factores a tener en cuenta para la elección del deporte para cada paciente

La epilepsia es una enfermedad neurológica que no incapacita a quien la padece, de hecho, el 75% de las personas -con la medicación adecuada- pueden llevar una vida normal. Conocer la enfermedad, seguir el tratamiento y mantener unos hábitos saludables son importantes a la hora de controlar la enfermedad, aprender a convivir con ella y mejorar la calidad de vida del paciente.

Entre esos hábitos de vida saludables está el deporte, que es considerado un instrumento de enorme importancia en el manejo de la epilepsia ya que, como se ha demostrado, puede elevar el umbral convulsivo y reducir las descargas epileptiformes.

En este punto, se hace necesario valorar de forma individual el tipo de deporte más conveniente para cada paciente y las escalas de riesgo que existen. En ese contexto, el neurólogo García Peñas ha recopilado los factores a considerar que se deben tener en cuenta y entre los que se encuentran:

  • El riesgo de crisis y las lesiones que existen para el deporte elegido.
  • El tipo de crisis, la frecuencia, la duración y las auras del paciente.
  • Los posibles desencadenantes de crisis por el esfuerzo; los antecedentes de lesiones físicas por crisis.
  • El grado de adherencia al tratamiento; las comorbilidades neurológicas.
  • El grado de supervisión que habrá durante la practica deportiva.
  • Y si es necesario o no un certificado médico para la práctica del deporte elegido.

 Clasificación de riesgo para deporte en pacientes con epilepsia

Para valorar los riesgos que puede suponer cada deporte en los pacientes con epilepsia, nos remitimos a la clasificación que recoge un estudio del Grupo de Trabajo de Deporte y Epilepsia de la ILAE (Liga Internacional Contra la Epilepsia). En este documento se clasifican los deportes en diferentes grupos de riesgo:

  • Grupo 1. Son deportes que no tienen riesgo adicional para su práctica. Las crisis epilépticas no van a suponer un riesgo adicional ni para el afectado ni para otros que lo practiquen conjuntamente.
  • Grupo 2. Incluye deportes que implican un riesgo físico moderado para la persona con epilepsia, pero no para quienes le rodean.
  • Grupo 3. Se refiere al riesgo máximo, son deportes que podrían suponer un alto riesgo, incluso de fallecimiento, para el paciente. Algunos deportes también supondrían riesgo para quienes le acompañen.

 

Deportes aconsejados y clasificados por riesgo para pacientes con epilepsia

 

Qué deportes se pueden practicar

Estos son los deportes que puede practicar una persona con epilepsia sin que suponga un riesgo:

  • Atletismo
  • La mayoría de los deportes de contacto: yudo, lucha...
  • La mayoría de los deportes colectivos de suelo: fútbol, baloncesto, balonmano, vóleibol...
  • Deportes con raquetas: tenis, pádel, tenis de mesa, squash ...
  • Esquí de fondo
  • Golf
  • Los bolos
  • Yoga, Pilates, aeróbic, baile...

Qué deportes se deben evitar

Estos son los deportes desaconsejados para pacientes con epilepsia, en especial para quienes no tienen controlada la epilepsia y/o sus crisis.

  • Aviación
  • Escalada
  • Buceo
  • Paracaidismo, parapente
  • Equitación
  • Ciclismo
  • Deportes de motor: coches, motos...
  • Deportes en una embarcación
  • Salto de sky
  • Surfing, windsurf

El resto de deportes se consideran de riesgo intermedio.

Los deportes colectivos y de equipo, además de ser recomendables, fomentan la integración de los pacientes y disminuyen el riesgo de depresión y de estrés que puede causar la epilepsia. 

Hay otros deportes como la natación o el ciclismo que se pueden practicar si se tiene la enfermedad muy controlada y, en el caso de los menores, si se practica con supervisión y vigilancia.

En cualquier caso, será el propio paciente junto con su neurólogo quien valore de forma individualizada el deporte y la actividad física.

Recomendaciones para el paciente epiléptico a la hora de practicar deporte

  • Es recomendable evitar la sobreprotección y la permisividad en exceso. Lo esencial es valorar de forma individual la actividad física más adecuada.
  • Se recomienda elaborar un programa/plan deportivo de forma conjunta, entre el propio paciente (familiares o cuidadores) y el neurólogo que le esté tratando. Para ello se deben valorar diversos factores que van desde las preferencias del afectado hasta la adherencia al tratamiento que tenga. Dicho plan debe contemplar un programa estrecho de seguimiento.
  • Es fundamental tener en cuenta las categorías de riesgo de los deportes antes de optar por la práctica de alguno en concreto.
  • También se deben valorar las enfermedades asociadas que pueda presentar el paciente.
  • Considerar un consentimiento informado, obligatorio en el caso de deportistas de élite y competición; y aconsejable en el resto de los casos, que contemple los riesgos y los beneficios para la actividad específica que se consulte.