En la era de los teléfonos con cámaras incorporadas ¿quién no se ha probado a hacerse un selfie? Hace unos meses saltaba la noticia de una chica en Canadá que había sufrido una crisis de epilepsia que se relacionó con el flash de una autofoto realizada con un teléfono móvil. Un hecho ha desencadenado algunas dudas en personas con epilepsia, y ha sido objeto de una investigación por parte de la comunidad científica.
El caso surgió cuando una chica adolescente acudió a urgencias tras una primera convulsión tónico-clónica generalizada que tuvo en un baile escolar en que había luces estroboscópicas, luces que emiten destellos de luz breves y rápidos. Al estar cerca de las luces entre 5 y 10 segundo, la chica describió un malestar tras el cual empezó a perder el control de sus manos, para terminar perdiendo la conciencia y sufriendo la mencionada crisis durante tres minutos.
Los médicos decidieron estudiar su comportamiento neuronal en sus rutinas habituales, y en un electroencefalograma (EGG) se observó una respuesta fotoparoxística (descargas epileptiformes) con frecuencia de estimulación luminosa intermitente. En concreto, observaron esas descargas tras hacerse un selfie con un IPhone 5.
Fotosensibilidad extrema
Las causas por las que la autofoto le producían esta reacción a la chica podían ser dos: la luz del flash del móvil, o bien por la lucecita roja que salta para evitar los ojos rojos en las fotos. Una fotosensibilidad extrema.
A partir de este caso, los médicos de la Universidad de Dalhousie (Canadá) realizaron un estudio para investigar más sobre la relación entre las autofotos y las crisis de epilepsia. La conclusión, publicada en la revista Seizure, concluye que hacerse selfies debe ser tenido como una nueva precaución para aquellos pacientes que presentan epilepsia fotosensibles.
Por poner la situación en contexto, este estudio no permite hacer una relación directa entre selfies y crisis epilépticas, dado que se limita a un único caso, y los datos que ofrecen son muy someros como destaca el neurólogo Jaime Parra, del Hospital San Rafael de Madrid. No hay que olvidar tampoco que solo entre un 3 y un 5 por ciento de las personas que sufren epilepsia presentan fotosensibilidad.
Por tanto, no hay una relación directa demostrada entre las autofotos y las crisis epilépticas, aunque se aconseja tener precaución, especialmente, a las personas que tienen diagnosticada una epilepsia fotosensible.
Cómo abordar la epilepsia fotosensible
Las personas con epilepsia fotosensible, además de las recomendaciones propias para quienes sufren cualquier tipo de epilepsia (evitar el alcohol, llevar hábitos de vida saludables, descansar lo suficiente…), deben tener especial cuidado en su exposición a las luces intermitentes que pudieran desencadenar alguna crisis.
En este sentido, deben evitar lugares como discotecas, conciertos o espectáculos de fuegos artificiales o conciertos en los que suelen ser habituales este tipo de iluminación. También se desaconseja pasar largos periodos de tiempo delante de la televisión y el ordenador y, en caso de tener que utilizar este último, usar monitores sin parpadeo (LCD o pantallas planas) y con pantallas protectoras de brillo.
Es importante que la habitación en la que se miren las pantallas esté bien iluminada, no se fije demasiado la mirada y se hagan pausas cada poco tiempo. Es preferible evitar los videojuegos, y al salir a la calle, se aconseja proteger los ojos con gafas de sol polarizadas.
Estos consejos, junto con el tratamiento prescrito por el médico (lo habitual es un solo antiepiléptico en la dosis adecuada) debería servir para mantener las crisis bajo control.