Las fiestas de Navidad son momentos de celebración, reencuentros y emociones, pero también de cometer excesos. Las comidas y cenas abundantes, unidas al consumo de alcohol pueden significar un problema para las personas con epilepsia. Establecer control en lo que se ingiere puede prevenir y evitar una situación de crisis.
¿Qué es la epilepsia asociada a la alimentación?
También llamada eating epilepsy, es una forma de epilepsia refleja en la que las crisis son desencadenadas por la ingesta de alimentos. Algunos factores que pueden afectar son:
- El consumo de alimentos que puedan interferir o neutralizar la medicación.
- La forma en la que se mastica.
- Estímulos sensoriales procedentes de alimentos (por ejemplo, la visión o el olor de los mismos).
- Las dietas específicas sin supervisión y control de un médico.
- La distensión gástrica después de comidas copiosas (como precisamente las comidas y cenas de Navidad).
- Estímulos orales como lavarse los dientes o besar.
En los casos de epilepsia asociada a la alimentación se ha observado que las crisis se desencadenan inmediatamente después de la comida, pero también existe un aumento de la probabilidad de crisis entre 45 y 60 minutos antes del consumo de alimentos.
Este trastorno es poco frecuente, presentándose aproximadamente en un caso de cada 1.000 o 2.000 pacientes epilépticos.
Alimentos buenos y prohibidos para la epilepsia
Varios estudios destacan los efectos negativos de la mala alimentación en relación con la epilepsia. Las deficiencias proteico-energéticas, electrolíticas, vitamínicas o de oligoelementos pueden estar implicadas en la aparición de las crisis epilépticas.
La medicación para la epilepsia ayuda al paciente a controlar las crisis convulsivas y mejorar su calidad de vida. Algunos medicamentos epilépticos presentan efectos secundarios como el aumento del riesgo cardiovascular, la pérdida de la masa ósea y provocan problemas en la masticación y deglución (debido a algunos tratamientos invasivos para los pacientes).
Por esto, se recomienda una alimentación sana y equilibrada, cardiosaludable, de cara a paliar los efectos de la medicación sobre el corazón, y que contribuya a la mineralización ósea.
Aunque no existen alimentos prohibidos para la epilepsia, algunas comidas pueden hacer empeorar las crisis al interferir con la medicación o contribuyendo a los efectos negativos de la misma. Por ejemplo, un consumo excesivo de azúcares puede aumentar los riesgos de padecer enfermedades cardíacas en un futuro.
Una buena alimentación para personas con epilepsia debería tener las siguientes características:
- Bajo consumo de grasas saturadas, aumentando el consumo de grasas insaturadas.
- Ingerir menos de 300mg al día de colesterol.
- Aumentar la fibra.
- 2 o 3 raciones de fruta al día, ya que son alimentos buenos para la epilepsia pero también en general.
- Consumo de pescados ricos en ácidos grasos omega 3.
- Enfocándonos en la prevención de osteoporosis y riesgos de fracturas en los pacientes epilépticos, se recomiendan alimentos ricos en calcio solubilizado, fácilmente absorbibles por el organismo y evitar excesos en el consumo de sal y cafeína.
Con la intención de prevenir el riesgo cardiovascular, es conveniente evitar también el consumo de tabaco y alcohol. Para los problemas al masticar y tragar debe extremarse el cuidado de la salud bucodental y podrían emplearse ciertas dietas blandas.
En los casos de epilepsia se ha recomendado muy habitualmente la dieta cetogénica, aunque presenta controversias sobre su aplicación y el paciente no debería nunca aplicarla sin la recomendación de su médico.
Alimentación y epilepsia: ¿Qué es la dieta cetogénica?
Se trata de una dieta alta en grasas y baja en hidratos de carbono y azúcares. Esta dieta especial tiene un adecuado aporte proteico y calórico, pero sustituye en gran parte los hidratos por grasas, para que el organismo obtenga la energía de ellas, en lugar de la glucosa que recibiría de los hidratos.
Existe una serie de hipótesis sobre la dieta cetogénica y cómo puede influir en los pacientes con epilepsia:
- La aplicación de la dieta modifica el metabolismo energético del cerebro y su excitabilidad neuronal.
- Los cambios en las propiedades celulares, en la función neurotransmisora y los neuromoduladores pueden reducir la excitabilidad y con ello la posibilidad de crisis.
Los mayores riesgos que presenta esta dieta son la subida del colesterol, la aparición de placas de ateroma (lesión por inflamación en la pared interna de una arteria, con infiltración de células cargadas de lípidos). Debido a sus efectos adversos y por no ser concluyente su eficacia, debe valorarse su empleo en cada caso.
La alimentación de una persona con epilepsia debe estar regida por los fármacos que toma y los efectos que pueden producir en su organismo. En línea con esto, la mayor parte de los estudios están de acuerdo en que la mejor dieta es la cetogénica TCM combinada (40% de grasas, 30% de triglicéridos de cadena media, 10% de proteínas y 20% de hidratos de carbono).
Cabe destacar, que este tipo de dietas deben tener un seguimiento y control estricto por personal médico que acompañen al paciente en el proceso.
Epilepsia y alcohol
Las fiestas suelen estar muy unidas al abuso del alcohol, pero, ¿puedo tomar alcohol si tengo epilepsia? Varios estudios demuestran que el alcohol no solo es un desencadenante de las crisis epilépticas, sino que también puede interferir con la medicación.
Un consumo responsable de alcohol parece ser seguro para la mayor parte de los pacientes con epilepsia. Sin embargo, las personas con epilepsia y especialmente aquellas con epilepsia genética generalizada deben ser conscientes de un mayor riesgo de crisis relacionadas con el consumo excesivo de alcohol.
Es importante tener en cuenta que los factores asociados al alcohol, como los cambios en el sueño, el deterioro de la adherencia a la medicación antiepiléptica (prescindir de las tomas necesarias) y las alteraciones metabólicas, pueden facilitar aún más la aparición de las crisis.
Recomendaciones para disfrutar de la Navidad con epilepsia
Si bien, las comidas copiosas son uno de los elementos más típicos de estas fechas, se recomienda tomar una serie de precauciones para la prevención de crisis epilépticas durante las fiestas de Navidad:
- Moderación en las comidas y cenas.
- Evitar el exceso de azúcares y grasas saturadas.
- Reducir el consumo de alcohol.
- Intentar mantener una buena higiene del sueño.
- Continuar tomando la medicación con normalidad.
- Seguir los consejos del médico.
Antes de cambiar de dieta o prescindir de cualquier alimento o bebida por completo, se debe consultar a un especialista médico, ya que en cada caso de epilepsia, las circunstancias son distintas y no se aplican las mismas normas.
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