Tener epilepsia no influye necesariamente a la hora de desarrollar un trabajo. En general, esto va a depender principalmente de si la persona afectada tiene convulsiones, padece crisis de forma habitual, y del tipo de trabajo del que se trate. Sin embargo, más allá de estas cuestiones, las personas con epilepsia suelen sufrir cierta discriminación en su lugar de trabajo.
Que te señalen por ser diferente es un problema, pero si además esa diferencia es por una cuestión de salud, puede llegar a ser cruel. Una crueldad que se da con frecuencia.
Para poner blanco sobre negro, en el Reino Unido se ha llevado a cabo una encuesta sobre los retos a los que deben enfrentarse las personas con epilepsia en su lugar de trabajo. Este estudio poblacional, desarrollado por YouGov entre más de 2.000 adultos, evidencia que uno de cada cuatro empleados(el 26 por ciento) encuestados sentiría preocupación si trabajara con un compañero que padeciera epilepsia.
La epilepsia es una enfermedad neurológica grave, pero es bastante frecuente. Se calcula que hay 65 millones de personas afectadas por esta enfermedad en todo el mundo. En nuestro país son cerca de 500.00 y, cada año, se diagnostican unos 22.000 nuevos casos sólo en España.
Volviendo al estudio, el 63 por ciento explicó que su temor ante un compañero con epilepsia reside en el hecho de no saber cómo ayudarleen el caso de que sufriera una crisis. Por tanto, ese desconocimiento es parte del miedo, y es que aún son muchos los mitos o creencias que hay que desterrar sobre esta condición.
En ese mismo sentido, el 76 por ciento de las personas preguntadas aseguró que nunca han recibido formación sobre lo que es la epilepsia o cómo actuar en el caso de encontrarse con una persona que tuviera una crisis. Solo una de cada seis personas decían saber cómo actuar ante una persona que estuviera sufriendo una crisis.
Las crisis epilépticas pueden manifestarse de muchas formas y pueden ser difíciles de reconocer. Teniendo en cuenta la prevalencia de la epilepsia, las campañas informativas y formativas, en especial desde la concienciación desde la infancia, podrían resultar muy beneficiosas para pacientes y la sociedad.
Sin duda estos resultados nos deberían servir para desarrollar iniciativas que nos ayuden a superar estas barreras que provocan que siga existiendo un importante estigma social asociado a esta condición neurológica. La formación en los centros de trabajo sería beneficioso tanto para los trabajadores como para las empresas y los propios pacientes que se sentirían más respaldados.
Otro dato que es importante destacar es que la epilepsia suele aparecer más en la infancia y en las personas mayores de 65 años, aunque puede aparece a cualquier edad. Un paciente en edad laboral puede y debe trabajar, de hecho la epilepsia causa menos bajas laborales que otras patologías. Además, con el tratamiento adecuado, el 75 por ciento de las personas con epilepsia pueden llevar una vida completamente normal.