Hoy en día nadie duda de que la figura de los pacientes ha evolucionado hacia personas que se involucran en la evolución de su enfermedad y son protagonistas en la toma de decisiones sobre su propia salud. Un gran avance que contribuye a optimizar el manejo de la epilepsia y a incrementar la calidad de vida del propio paciente.
El autocuidado en epilepsia se ha definido como las actividades y/o comportamientos que debe adoptar una persona que padece esta condición neurológica para mejorar el control de las crisis y manejar los efectos que supone convivir con la enfermedad.
El autocuidado en epilepsia aplica a tres áreas que interactúan entre ellas: la adherencia al tratamiento, el manejo de las crisis y el manejo psicosocial. Para ello es importante tener en cuenta unas medidas que pueden ayudar en el autocuidado de la epilepsia:
- Elaborar un plan de tratamiento junto con el médico.
Es esencial que el paciente esté en contacto con el especialista que le trata y consensuar con él la mejor terapia que el paciente esté dispuesto a seguir. Para mantener esa relación es esencial tener confianza en los profesionales, no saltarse ninguna cita médica y hacer todas las preguntas que le preocupan al paciente –por sencillas o absurdas que puedan parecer–. Llevar un diario sobre la enfermedad puede ser de gran ayuda en este sentido.
- Hacer equipo con su médico.
Son muchos los profesionales que pueden ayudar al paciente con epilepsia, no solo el especialista que le trate: enfermeros, farmacéuticos, fisioterapeutas, el médico de cabecera y otros profesionales de la salud. Todos ellos pueden ayudar al paciente en diferentes áreas. Una parte importante que no se debe descuidar es el apoyo psicológico, cualquier ayuda con los sentimientos y las emociones que le asaltan al paciente es de gran valor para convivir a diario con la enfermedad.
- Seguir el plan de tratamiento.
El principal objetivo del tratamiento es controlar las crisis epilépticas. Es importante recordar que el 70 por ciento de los pacientes puede llegar a controlar la dolencia con el tratamiento adecuado y llevar una vida normal. Existen diferentes tratamientos y es importante elegir el más adecuado para cada paciente con el fin de que sea más fácil seguirlo. Si no fuera así, es importante hacer un seguimiento de la propia evolución (mejorías, efectos secundarios, resultados, preocupaciones…) para hablarlo con el médico y buscar la mejor solución.