Por Adrián García Ron.
Neuropediatra. Instituto del Niño y del Adolescente. Hospital Universitario Clínico San Carlos. Autor de www.neuropediatriaytdah.com |
Las crisis convulsivas agudas representan una de las urgencias neurológicas más frecuentes en la infancia. Sin embargo, los conocimientos a cerca de su tratamiento fuera del ámbito hospitalario no son proporcionales a su frecuencia y menos aun si lo comparamos con otras patologías propias de la infancia como la fiebre o la dificultad respiratoria. En pleno siglo XXI y a pesar del aumento exponencial de las fuentes información, siguen existiendo muchos mitos alrededor de las convulsiones y la epilepsia que repercuten negativamente y mantienen el estigma asociado a esta patología.
Podemos afirmar que casi un 10% de los niños sufrirá una convulsión en algún momento de su vida. La mayoría se inician en el ámbito extrahospitalario y tienen la capacidad de producir pánico en los adultos que las presencian, incluso un bloqueo a la hora de socorrer al niño. Sin embargo, es importante recalcar que la mayoría son autolimitadas y ceden a los pocos minutos del comienzo sin necesidad de intervenir de forma activa en el tratamiento.
A pesar del buen pronostico de la mayoría de los casos, no podemos ocultar el riesgo que existe de que se prolonguen en el tiempo y adquieran la condición de estatus epiléptico, el cual es una entidad neurológica asociada a importantes índices de secuelas, incluso de mortalidad en todas las etapas de la vida.
Teniendo en cuenta estos datos, que cada vez son más los padres que nos comentan en consulta la negativa de algunos educadores a participar activamente en el tratamiento, y la importancia de una intervención en fases precoces para evitar su progresión al estatus epiléptico, nos vemos en la obligación de diseñar estrategias formativas que sistematicen el abordaje terapéutico de las crisis convulsivas agudas por personal no médico.
Como profesionales sanitarios implicados en el tema, tenemos la obligación de facilitar este acceso a la información, empoderar a los padres en la participación del tratamiento de sus hijos, y si es posible facilitar información sobre la identificación y los pasos a seguir ante una convulsión.
Es aquí donde surge, copiando algunos modelos ya establecidos por los Servicios de Emergencias de algunas Comunidades Autónomas como Galicia, la idea de crear un Protocolo de Alerta Escolar ante Crisis Convulsivas Agudas.
Dirigida a padres y educadores y tras conseguir el aval de la Sociedad Española de Neuropediatría (SENEP), ponemos en marcha un proyecto en nuestra Unidad, que busca unificar el protocolo de actuación ante convulsiones en el aula y facilitar la participación activa del personal no medico que trabaja con niños en el tratamiento de las mismas.
Para ello diseñamos un póster gráfico explicativo de la patología que sintetice los pasos a seguir, el tratamiento prescrito, como administrarlo y el consentimiento firmado por el médico y los padres o el tutor legal del niño, autorizando a los maestros a poner la medicación (Figura 1).
Tras un año de experiencia encontramos que en la mayoría de los casos, el protocolo ha facilitado la colaboración de los profesores en el tratamiento de estos niños. Por ello consideramos importante generalizar su uso y utilizar recursos online serios como www.vivirconepilepsia.es, dirigidos a familias para su difusión gratuita.